Estilo de vida en un entorno saludable

Ante la inminente amenaza que representa un elemento causante de enfermedad, ya sean virus o bacterias, la mejor manera para contrarrestar su influencia negativa en nuestros cuerpos, es llevar un estilo de vida saludable, que no solo tiene que ver con lo que comemos o nuestros hábitos dinámicos del día, también el lugar donde habitamos afecta de manera significativa, positiva o negativamente.

A menudo pensamos que nuestros hogares deben estar libres de gérmenes u otro tipo de microorganismos vivos que pudieran causar problemas de salud, pero en realidad agua, jabón y algún elemento desinfectante como el cloro en pequeñas cantidades, es suficiente para mantener la higiene .

También es importante subrayar que por más profunda que sea la limpieza, siempre habrá en el medio, microrganismos capaces de resistir ante los desinfectantes y que sobrevivirán a cualquier agente anti microbiano o bacteriológico que suministramos.

Hay que tomar en cuenta que el aire y el contacto entre manos, cabello o cualquier parte de nuestra piel con otras superficies, es suficiente para transportar gérmenes y otro tipo de agentes nocivos para nuestra salud.

Entonces ¿Qué hacer para que no nos afecten?

Afortunadamente nuestros cuerpos cuenta con defensas naturales que reaccionan para defendernos de los ataques de los organismos invisibles para nuestra percepción humana.

Y estas defensas son ¡fantásticas!

Debido a ello, nos hacen inmunes a muchas de las amenazas del mundo que no miramos.

Todos los días nuestros organismos enfrentan batallas microscópicamente épicas, contra diversos virus y bacterias, aunque muchas de estas guerras microscópicas ni siquiera las percibimos, a menos que reaccionemos con alergias, cuerpo cortado, temperatura o erupciones en la piel, que son reacciones naturales ante agentes que nos pueden causar daño.

Pero lo más importante, más que preocuparnos por reaccionar cuando ya estamos enfermos, es prevenir la propia enfermedad.

Por ello resulta muy importante ayudar a estas defensas para mantenerse sanas y en forma.

Una manera sencilla, es habitar en un entorno saludable al máximo, alejado de agentes contaminantes aerobios como el smog, las grandes acumulaciones de basura, las enormes jornadas de ruido ocasionadas por el tráfico citadino y los sistemas residuales de aguas negras como drenajes o cañerías en mal estado.

Que son entre otros puntos, elementos que debemos evitar, pues con el paso del tiempo van causando estragos en nuestra calidad de vida, pero sobre todo influyen en la baja de defensas de nuestros cuerpos y por ende en nuestra capacidad de repeler enfermedades.

Por el lado contrario, la convivencia dentro de entornos naturalmente verdes, iluminados por la luz solar natural, el aire limpio, los paisajes emocionantes y un bajo nivel de contaminación auditiva, son factores que no sólo nos mantienen en una probabilidad de salud alta.

También por consecuencia, nos ubican en niveles de salud óptimos, con estados de ánimo elevado, emocionalmente sanos y felices.

Estos sitios nos hacen sentir llenos de energía, fortaleciendo nuestras defensas y ayudando a nuestra calidad de vida y por supuesto a no contraer enfermedades.

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